Solo quedaba una mancha borrosa en el recuerdo,
la memoria había borrado ya, aquel hermoso rostro angelical.
En mi mente, solo quedaba de aquella belleza, lo superficial;
como si estuviera mirando a través de una espesa gota de agua
cada vez que me atrevía a buscar en mis recuerdos, su rostro.
Y era casi como un delito,
casi como un atrevimiento más allá de lo que debía.
Aventurarme como un crío, por mi cerebro en busca de sus alegrías
y descubrir el vacío que había creado su partida, me afligía.
Mirar su rostro, pintado en aquel lindo cuadro, que un día se hizo
todo orgullosa de su propia hermosura,
es hoy como ver a través de la nada, a una desconocida
que se sitúa siempre frente a mí, devolviéndome la mirada,
sonriendo todo tranquila, como si su marcha no doliera,
como si no nos hiciera falta…, y es mentira.
Dedicación especial: a Natividad Nchama Obama Andumu, la mujer que me trajo al mundo. Fallecida el 10 de diciembre del 2010. Una mujer luchadora.